“El Reino de Dios no se deja ver con la soberbia, con el orgullo, no ama la publicidad
El
Espíritu Santo lo hace crecer, no “los planes pastorales”. Lo recordó el Papa
Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada
en la capilla de la Casa de Santa Marta – el tercer jueves de
noviembre – al comentar el Evangelio de San Lucas (17, 20-25) propuesto por la liturgia del
día. En efecto, la reflexión del Pontífice giró en torno a la
pregunta que los fariseos le dirigen a Jesús: “¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?”.
Una
pregunta sencilla, que nace de un corazón bueno, y aparece tantas veces en el
Evangelio, tal como subrayó el Papa. Así por ejemplo, Juan Bautista,
cuando se encuentra angustiado en la cárcel, envía a sus discípulos a preguntar
a Jesús si era Él el que debía venir o si tenía que esperar a otro. O en otro
pasaje, la pregunta vuelve de modo “atrevido”: “Si eres tú, desciende de la
cruz”. “Siempre la duda”, la “curiosidad” acerca de cuándo vendrá el Reino de
Dios, dijo Francisco.
“El
Reino de Dios está en medio de ustedes”: es la respuesta de Jesús. Aquel “feliz
anuncio” en la sinagoga de Nazaret, cuando Jesús – después de haber leído un
pasaje de Isaías – dice que aquella Escritura se ha cumplido “hoy” en medio de
ellos.
Como
la semilla que, tras ser sembrada, crece desde dentro. Del mismo modo el Reino
de Dios crece “a escondidas en medio de nosotros” – reafirmó el Santo
Padre – o sea que se encuentra escondido como “la gema o el tesoro”, y
“siempre en la humildad”.
“¿Quién
hace crecer aquella semilla, quién la hace germinar? Dios, el Espíritu Santo
que está en nosotros. Y el Espíritu Santo es espíritu de mansedumbre, espíritu
de humildad, es espíritu de obediencia, espíritu de sencillez. Es Él quien hace
crecer desde dentro el Reino de Dios; no son los planes pastorales, las grandes
cosas… No. Es el Espíritu, a escondidas. Lo hace crecer y llega el momento en
que aparece el fruto”.
Aludiendo
al caso del buen ladrón, el Papa se preguntó quién fue el que
sembró la semilla del Reino de Dios en su corazón. “Tal vez su mamá” –
supuso – o quizá un rabino cuando le explicaba la Ley. Después, se habrá
olvidado, pero llegado a un punto determinado, “a escondidas”, el Espíritu lo
hace crecer. De ahí que Francisco haya afirmado que el Reino de Dios
es siempre “una sorpresa”, porque es “un don dado por el Señor”.
Jesús
también explica que el Reino de Dios no viene atrayendo la atención sobre sí
mismo, de modo que nadie puede decir: “Está aquí, o está allá”. “No es un
espectáculo, o peor aún, aunque tantas veces se piensa, “un carnaval”, reafirmó
el Papa Bergoglio.
“El
Reino de Dios no se deja ver con la soberbia, con el orgullo, no ama la
publicidad: es humilde, está escondido y así crece. Pienso que cuando la gente
miraba a la Virgen, allí, que seguía a Jesús: ‘Aquella es la mamá, ah…”. La
mujer más santa, pero a escondidas, nadie conocía el misterio del Reino de
Dios, la santidad del Reino de Dios. Y cuando estaba cerca de la cruz del hijo,
la gente decía: ‘Pobre mujer con este hijo criminal, pobre mujer’… Nada ni
nadie sabía”.
Por
lo tanto, el Reino de Dios crece siempre a escondidas, porque “el Espíritu
Santo está dentro nuestro” – recordó el Papa Francisco – que “lo hace
germinar hasta dar fruto”.
“Todos
nosotros estamos llamados en este camino del Reino de Dios: es una vocación, es
una gracia, es un don, es gratuito, no se compra, es una gracia que Dios nos
da. Y todos nosotros los bautizados tenemos dentro el Espíritu Santo. ¿Cómo es
mi relación el Espíritu Santo, el que hace crecer en mí el Reino de Dios? Una
buena pregunta para hacernos hoy todos nosotros: ¿Yo creo, verdaderamente creo
que el Reino de Dios está en medio de nosotros, está escondido, o me gusta el
espectáculo?”.
El Santo
Padre concluyó exhortando a pedir al Espíritu Santo la gracia de hacer
germinar “en nosotros y en la Iglesia, con fuerza, la semilla del Reino de
Dios, para que llegue a ser grande, dé refugio a tanta gente y dé frutos de
santidad”.
De
María Fernanda Bernasconi, SpC.
Radio
Vaticano